18 de junio de 2018

Ironman Lanzarote'18 ( el video)


IRONMAN LANZAROTE'18 (la crónica)



Nunca dejes de soñar


6:15 a.m. .- Hora punta en el paseo del puerto del Carmen. Todavía es de noche pero 1.800 triatletas y sus familias colapsan el paseo marítimo.
Gente deambulando de un lado a otro para dejar todo preparado para el día por el que tanto has entrenado.


6:45 a.m. .- Últimos momentos en compañía con Clara. Antes de la salida sólo buscas tener alguien al lado, alguien conocido, no necesitas hablar, no necesitas decir nada , sólo sentir su presencia te calma.




Dejo a Clara y me meto a los cajones de salida de la natación. Todavía es de noche aunque empieza a clarear, me pongo en el cajón de 70’. 
Aparece Tolenbauer, con el mismo sentimiento de tener a alguien al lado, se queda conmigo para calmar nervios hasta que queda un minuto para empezar y se va a su cajón de sub60’ que es donde le corresponde.

Y ahí estamos, a las 7 de la mañana de un sábado 26 de Mayo listo para hacer una de las pruebas más duras del mundo, rodeado de 1.800 triatletas con el mismo objetivo , cruzas la meta del puerto del Carmen tras 3,8kms nadando, 180kms en bici y 42kms corriendo.

MEEEEEECC!!!!!! Y comienza la carrera, vamos poco a poco adentrándonos en el agua hasta que comenzamos a nadar.  Agua fría ,limpia y muy azul, poco hueco para nadar. Salgo por el centro un poco al exterior sabiendo que la primera boya a 200m es una locura tomarla por dentro. Hay mucha gente no se puede nadar, simplemente hay que buscarse el hueco para coger ritmo.

Entre golpe y golpe (todo muy noble, no como en otras carreras)  se supera la primera boya, comienza el tramo largo de 800m. A mitad de camino parón , no sé por qué se hace un tapón y pasamos por encima de gente que nada mucho más lento, para volver a coger ritmo.

Punto de giro , vuelta y vuelta y ya encaramos la vuelta a la playa. Este tramo se me hace largo, tengo ganas de llegar a la playa. Tocamos arena , nos ponemos de pie y veo 38’ en el reloj y 2.000m,…. Puff!!! He nadado lento y he hecho más metros, pero me da igual primera vuelta de 2 completa y busco a Clara con la mirada que está ahí lista para darme esos ánimos que hacen falta.

Comenzamos la segunda vuelta ya más tranquilo con la motivación de que es la última. Esta vez nado más cerca de la corchera que tomo como referencia, paso primera boya y vuelvo a coger ritmo, me meto en mis pensamientos y mi ritmo , pero de repente PUM!!! Hostión!! , el nadador de delante me da con el talón y gafas para arriba. Lo primero que pienso es en la lentillas, quito el agua me pongo las gafas y vuelvo a nadar haciendo una comprobación de daño. Todo bien, sigo con las lentillas, uff!! Menos mal. Vuelvo al ritmo de natación para cumplir los 3.800 metros, a mí me saliento 4.000m en un poco menos de 1h19’, algo peor de lo esperado.

Transición larga , cojo bolsa y a la carpa.Espero que otro triatleta se levante y me siento en una tumbona. Hago el ritual con todos los consejos que me había dado.
 Dos botellitas de agua para lavar los pies y no  hacer cola en el cubo de agua, me seco lo pies , calcetines y zapatas de bici para que no entre arena, me seco y me doy crema a tope para la bici,…transición lenta pero con un montón de cosas necesarias para  hacer una buena bici, a veces es mejor perder 1’ en la transición y hacer una bici cómoda.

Salgo de las carpas , cojo la bici y me dispongo a subir al paseo (los boxes estaban en la playa) pero hay un atasco tremendo y nos tenemos que parar porque no entramos todos, sorprendentemente nadie se pone nervioso, nadie grita, nadie empuja, educadamente  vamos pasando como se puede, subimos la cuesta al paseo , traspasmos la línea de montaje y comenzamos a pedalear.

No llevo ni 20 metros y un guiri me avisa de que tengo la bolsa de la herramientas colgando pero me dice que aguanta. Toco la bolsa, veo que no está bien y me paro a colocarla.

Salimos de Puerto del Carmen y empezamos a rodar por la autovia, miro vatios y controlo. La gente me empieza a pasar pero me quedo a mi ritmo, ya me dijeron que esto iba a ocurrir, guiris en cabra a todo trapo en los primeros kms.
Salimos de la autovia y subida a La Geria, subida fuerte en la que sigo con mi ritmo, no es cuestión de darlo todo en los primeros kms (estaba sobre el kms 10), en alguna rampa ya meto todo el desarrollo (34-30) no quería pasarme de vatios en los primeros kms.
Coronamos y bajamos hacia El Golfo, una de las mejores sensaciones del Ironman, vas fresco, cuesta abajo, buena carretera , acoplado,…. Ufff!! Aquí realmente te sientes fuerte. Llegamos a Yaiza y ya vemos a alguno que está dando la vuelta pero nosotros nos metemos hacia los hervideros.
Primera visión del mar, estamos en una punta de la isla y el aire empieza a soplar. Me motiva pensar que el objetivo es llegar a la otra punta de la isla, me gusta el reto. 
Zona de los hervideros para ir acoplado y que el fotógrafo te saque una foto de esas que son para toda la vida y que siempre recuerdas (ver foto). Salimos de los hervideros y primer enfrentamiento con la cruda realidad, aire y más aire de cara, para llegar a Yaiza y subir a Timanfaya.
Esa subida la había hecho en agosto y me pareció durísima pero esta vez llegue a la base de Timanfaya sin mucho esfuerzo. Encaramos la montaña de fuego como la llaman y volvemos a tirar de consejo, plato pequeño cadencia y a no pegarse con el aire.
La Montaña de fuego es una subida que tiene como plataformas y me motivo yendo de plataforma en plataforma, superando una a una y jugando con eso. Corono Timanfaya y ya pienso 2 de 6 cuestas superadas. Bajamos a la entrada del parque natural con una curva abierta pero que se coge mucha velocidad.

Una vez en la base vamos hacia Masdache y a mi ya me sobran los siguiente 120kms, llevamos 60km pero para la poca preparación que he podido hacer este año y el invierno de Madrid a mi ya me sobran kms.
Me motivo y pienso que ahora viene lo bueno, el monumento al Campesino, que allí estará Clara, la recta a Teguise y el gran reto “los miradores”.
Sopla bastante el aire, y aunque llevo bien el tema de comer y beber , el desgaste empieza a llegar. Estoy pendiente de ver a Clara es mi “vitamina especial” para este tramo, la veo tapada con el gorro  y la capucha , vaya viento tiene que hacer!!!.
La saludo y al poco aparece a mi lado con la moto, voy acoplado, con todo el viento el contra debo llevar una cara de tostado que no veas. Así vamos un rato dándome ánimos y entrecortándose la voz por el aire. Le digo que tire a Teguise, no quiero problemas con los jueces.

Empieza la subida de Teguise, empiezo a recordar los consejos y busco al gasolinera de CEPSA que es la referencia. Empiezo a subir veo bajar a los primeros, vaya pasada!!! Veo a Raña dándolo todo cuesta abajo mientras subo Teguise. Empiezo a pensar ya en el kms 90, avituallamiento especial y momento para mi crítico. Si llegaba allí ( que no tenía dudas) la mitad que me quedaba era menos mala que la que llevaba.
La subida al mirador del rio se me hace muy larga, no por la dureza que quitando alguna rampa se puede hacer bien, sino por las ganas de llegar. La rampa dura es la de los molinos de aire, me lo habían contado miles de veces pero era esa la que más dura se me hizo hasta que llegamos al mirador del Rio. Objetivo conseguido!!

Paro y cojo mi bolsa. Llevaba 2 cámaras por si pinchaba, un bote de geles, una botella de agua y un par de sandwichs por si tenía hambre. A lo lejos veo a Canda, me acerco y le doy un abrazo, joder!! Estamos aquí!! Que guay. El sale un poco antes y yo le pego una par de bocados al sandwich de nocilla, relleno bote y baritas , y bajando que hace frío.
Todo el mundo me había hablado de la bajada y de la peligrosidad de ciertas curvas de herradura, pero yo bajé fenomenal!!!
Me cogí de referencia a otro ciclista como a 15-20 metros y me iba trazando las curvas y me daba mucha tranquilidad. En la bajada pasé frío es el único "pero" que le pongo.
Sin darme cuenta ya estoy empezando la subida al mirador del Río. Tenía a Canda como a unos 100 metros y me ayudaba a ver lo que me esperaba. La subida es dura, sobre todo el tramo final, metí mi 34-30 que tenía previsto para las grandes ocasiones y subí sin mucho desgaste viendo una de las vista más bonitas que he visto sobre ruedas. 
Los que íbamos casi ninguno mirábamos al frente, todos mirábamos a nuestra izquierda a la isla de La Graciosa y a esa agua azul turquesa que te dejaba hipnotizado. De repente una voz te saca del pensamiento, un triatleta grita “hay dos cosas que nos vamos a llevar de Lanzarote, la medalla de finisher y esta vista”,… y que verdad dijo.

Coronamos no sin dificultad el mirador del Río , 4 de 6, ya sólo quedaba bajar a nivel del mar (Arrieta) para subir a Teguise y volver a subir casi a La Geria, dos cuestas que ya habíamos subido, terrenos conocido.

La bajada desde el mirador a Arrieta es muy divertida, no arriesgo pero tampoco freno. Buena carretera, nada de coches, una bajada que disfruté mucho y pensaba, ojalá fuera así todo el Ironman , cuesta abajo y sin dar pedales (ahí alcancé el pico de velocidad 72km/h).

Llego a Arrieta y comienza la dura realidad , viento en contra, poca fuerza y cansancio.
Km 120 de la bici y quedan 60km. Ese momento en que llevas mucho y te queda bastante.
Intento meter un par de veces el plato grande pero voy demasiado atrancado, las piernas no fluyen y es mejor volver al plato pequeño. Comienzan los pensamientos negativos.
Me junto con un inglés que me dices que va frito, que no va a correr el maratón. Me pegunta que qué voy a hacer yo, y le digo que yo lo correré, quizás ande pero que no me voy a retirar. Parece que mis palabras le dan ánimo porque al rato veo que se aleja poco a poco con su bici.
En esta parte de la carrera siempre pienso lo mismo,… voy corto de entreno, esto no es para mi, no valgo para tanta bici, el año que viene no hago otro Ironman,…. (Jajaja) pero todos los años lo supero, ¿cómo? Yo tampoco lo sé. 
Subo la cuesta de Teguise con la certeza de que Clara me estará esperando, voy cansado pero voy. Ya hay tramos en los que veo pocos o muy pocos triatleas y eso anima poco.Corono Teguise sabiendo que viene una bajada larga. Comienzo la bajada y veo a Clara, ella en una lado de la carretera y yo en otro. Me paro y mientras hablamos a gritos me dice que tire, le digo que no, que me voy a tomar una barrita con ella y me voy. 30 segundos más tarde nos estamos despidiendo con el último aliento, “no vemos en Puerto del Carmen”.

La bajada al Puerto del Carmen este año trae dos sorpresa, la primera un bucle hasta Famara de ida y vuelta que machaca la cabeza. Llevas 130kms y te llevan en sentido contrario a donde tienes que ir , para luego volver por la misma carretera. Aquí veo muchos ciclista, es cuesta abajo y me acoplo para tener “velocidad gratis”, pero el punto de giro se hace largo ,4 kms que luego habrá que remontar en cuesta arriba.
Paso ese tramo, más duro de cabeza que de patas, se vuelve a la misma carretera de buen asfalto hasta el monumento del campesino. Ya sólo queda la subida hasta Tegoyo que es muy similar a la primera que hicimos. La tengo un poco de respeto porque aunque es la última tiene bastante pendiente. Me digo a mi mismo uno de los múltiples consejos que me dieron, a partir del 160 es todo cuesta abajo, miro el perfil que llevo pegado en el bote y cálculo, este año no son 20, pero 15 kms si pueden ser todo cuesta abajo. Con este número voy subiendo hasta que llego a un pueblo y de repente,… comienzo a bajar!!!, ya está hecho.
Tengo de referencia a 100metros a otro ciclista que me va marcando las curvas, bajo seguro y sin arriesgar, no voy a perder en 15km lo que no he ganado en 165km.

Llegamos a la última rotonda (kms 176) y un voluntario me señala precación y que me vaya por la derecha. Cual es mi sorpresa que una de las multiples chicas que nos hemos adelantado durante la bici está en el suelo siendo atendida por una ambulacia,…puff!! Pienso que podía ser yo perfectamente porque no creo que me sacara más de 5 minutos. Con esa precaución de quien acaba de ver un accidente hago los últimos kms hasta la transición, encaras la recta final y ya ves multitud de corredores, hay más color, más bullicio, más animación y eso te hace salir de la soledad de la bici, dejo la bici tras 8h15' que se hicieron largos, bonitos y duros todo al mismo tiempo.

Llego a la T2 tan tostado como siempre, la bici se me hace muy pesada. Dejo la bici al voluntario y voy a por mi bolsa, me encuentro ya a Clara al lado de la bolsa, me anima y me pregunta,…vaya cara debo de llevar,…después de los maldiciones varias escucho lo que necesitaba oir,..”ahora a correr que es lo que te gusta”.
Transición lenta , cambio calcetines (sólo 1 par , error)  crema, agua, un gel y a correr!!.
Subo la rampa hasta el paseo andando , como el que no quiere ir, veo la alfombrilla del chip y 2 metros antes comienzo a correr, como algo mecánico,sin pensarlo, sin saber lo que me espera,  doy al lap y comienza la última parte.


La carrera de Lanzarote son 3 vueltas, 1 larga (21kms) y dos cortas (10,5kms). La primera vuelta es la del descubrimiento y la sorpresa, todo es nuevo, el bullicio la gente, el ruido y eso me anima. Me pongo el primer objetivo,  voy a hacer la primera vuelta sin andar, tengo que quitarme la espinita de Vitoria’17. Y con ese objetivo comienzo a pasar kms. 
La estrategia de alimentación la marca, en cada avituallamiento se coge agua, uno para la cabeza y otro para beber, cada 5 kms un gel.
Con esa rutina llego al km5 , donde se separa la vuelta corta de la larga,  aquí se separan los de mi vuelta con los que llevan más. Empiezo a ver gente que me ha pasado en bici y me digo, venga a por él, y le paso, veo a otro, venga a por otro, y lo paso, veo a una chica, esta también me ha pasado, pues a por ella, …y así me veo, corriendo el maratón del Ironman adelantando a muchos de los que me dejaron en bici, ganando moral a cada uno que pasaba, llenando el depósito de motivación cada vez que pasaba a alguien y veía que aunque la bici había sido mala, estaba corriendo bien.

Como no todo puede ser bueno, sobre el kms 6-7 noto que me está saliendo una ampolla en el talón derecho, y me acuerdo que este año he decidido ponerme sólo un par de calcetines. Noto que esto va mal,pero si paro va a ser peor así que sigo hasta que me duela algo más y esconda el dolor de la ampolla.
Km10 , llegamos al punto retorno, piso la alfombra y pienso, todos los que me están siguiendo saben que estoy corriendo y me da alegría saber que hay gente siguiendome.  En el kms 12 empiezo a notar que me quedo sin gasolina y me meto otro gel para el cuerpo, no está programado pero eso mejor que el hombre del mazo.Repito operación en el kms 15 y 17, se que he gastado dos geles más pero ya improvisaré algo.
Con ese ritmo trotón y en mis pensamientos completo la primera vuelta, me encuentro bien, me encuentro con fuerza y el ir pasando a gente siempre me motiva. Comienzo la segunda vuelta con la pulsera amarilla puesta, ya sólo me queda recoger la azul. Por alguna razón desde que llevo  la amarilla y comienzo la segunda vuelta sé que la voy a completar, es como si la tuviera. El objetivo es el mismo, completar la vuelta sin andar y se cumple. Esta vuelta se me hace corta, empiezan a doler los cuadriceps, de la ampolla ni me acuerdo, los geles están llegando a su fin y todavía hay gente en el circuito. Con mi ritmo cansino completo la segunda vuelta, con la motivación de que en la próxima entro en meta.  Esta vuelta es más dura, el dolor de cuadriceps ya es fuerte y no dejo de adelantar a gente que anda. Empieza a oscurecer, hace algo más de frío, me sorprende ver a gente que en el avituallamiento especial ha dejado ropa de abrigo porque sabe que se le va hacer de noche y va a pasar frío.
 Hace tiempo que ya le he dejado la gorra y las gafas de solo a Clara, esta vuelta es “sólo” contra el Ironman. Es la más dura, se está jugando la final de la Champions y se oyen gritos, pero en mi mundo eso no importa, en mi mundo estoy completando uno de los Ironmanes más duros del mundo, algo que hace unos años era impensable, superando un año de muchas dificultades, de pocos entrenos, de muchas dudas, de verme más fuera que dentro muchas veces, de entrenar cuando no hay tiempo, de entrenar cuando no hay ganas, de decir “puedo” cuando oigo muchas veces “déjalo”, de luchar hasta el final no importando el resultado, porque acabar es ganar,  de perseguir un reto y conseguirlo, de superar muchos miedos , de salir mil y una veces de la zona de confort, de no rendirse y acabar lo que se empieza,…. Estos y otros pensamientos son los que te llenan la cabeza en el último km de un Ironman, ese km es tuyo, sólo tuyo, luego la meta se comparte se vive y se fotografía, pero ese último km sólo lo disfrutas tú y te das cuenta de todo lo que has hecho para lograr lo que has logrado,…  llegas a la alfombra roja y se desatan los sentimientos hasta que oyes esa voz que dice …”YOU ARE AN IRONMAN”,… y ya van 4 veces... nunca dejes de soñar.








31 de mayo de 2018

Ironman Lanzarote'18 (la previa)


Si alguien dice que algo es Imposible quizás sea para él no para ti.


Lanzarote, Ironman de Lanzarote, solamente pronunciar sus palabras me da respeto.
Lanzarote, catalogado como uno de los Ironmanes más duros del mundo, no sólo por sus 2.500m de desnivel en sus 180kms de bici, sino por sus rugosas carreteras y un aire que castiga a todo aquel que reta a la isla.

Lanzarote, que había sido siempre una carrera a la que no me quería enfrentar, a la que muchas veces me habían dicho de ir pero nunca me sentí preparado, ni quizás esta vez lo estuviera pero tras Vitoria’17 necesitaba un cambio de chip , un nuevo reto, algo que me pusiera las pilas y el Ironman de Lanzarote lo tenía.

El año había sido duro, una dolencia en la rodilla me dejó parado casí todo enero, por trabajo tuve que estar durante febrero, marzo y abril 3 días por semana fuera de casa, por lo que tocaba tirar de motivación y ganas para completar cada día de entreno.  Esta semana más tranquilo paseaba por las calles empedradas de Setúbal  donde he pasado mucho días y pensaba, “¿aquí he preparado un Ironman? , que huevos!!”.
Con un año plagado de dificultades, 3-4 semanas del Ironman tenía la confianza de que lo iba a acabar, tenía la seguridad de que iba a cruzar esa línea de meta. Lo sabía, lo sabía pero no se lo quería decir a nadie, tenía esa certeza y tuve que bajar mi euforía porque aguantar 3-4 semanas en ese pico de motivación me iba a desgastar demasiado.

Hubo dos entrenos que marcaron esa confianza. El primero un día en bici que subí el primer Morcuera del año, yo quería ir paso a paso y subir primero Canencia y la semana siguiente Morcuera, pero Clara me dijo que fuera a por Morcuera directamente. Ese mismo día mensajes con Javi, que si subes Morcuera me voy contigo me dice, y tras un cerro le espero para afrontar el primer Morcuera del año. Ese día hablamos mucho, esas conversaciones que no llegan a ningún lado pero que aportan mucho y así sin darnos cuentas acabamo coronando Morcuera y tomando la decisión que tenía que montar un 11-30 para Lanzarote. Ese día me di cuenta que estaba más fuerte de lo que pensaba.
El segundo entreno fue una tira larga por Setúbal, 1h20 un miércoles de Champions, un miércoles donde me cayó agua como hacía mucho que no me caía, un miércoles que lleno mi confianza a tope porque disfruté y sonreí corriendo como hacía mucho tiempo no lo hacía, cargué pilas , llené los depósitos de confianza y me veía una y otra vez cruzando la línea de meta de Lanzarote.

Con esta previa viajaba a Lanzarote a cumplir un reto, a hacer lo que antes no me atrevía, no a hacer un ironman sino EL IRONMAN, a sumar mi cuarto ironman seguido, a derribar todos los muros y superar todos mis miedos, a quitarme la espina de Vitoria’17, a volver a hacer posible lo que antes era imposible, porque puede que sea imposible para ellos, no para ti.